Retrato de Giovanna Tornabuoni, 1488, de Domenico Ghirlandaio, por Eloy Maestre





El retrato de Giovanna Tornabuoni 1488, de Domenico Ghirlandaio, es una de las obras maestras que atesora el museo Thyssen Bornemisza de Madrid.

 Este retrato de una chica muy joven me transmite su belleza cada día. El motivo es que en una de mis visitas al museo adquirí un cartel de la pintura en tamaño grande: 72 cm de alto por 45 cm de ancho, que mandé enmarcar y desde entonces preside el despachito donde me afano hace años. Gracias a ello, cuando comienzo a trabajar cada mañana disfruto de su serena hermosura y le dedico piropos sin arrancarle nunca la limosna de una mirada, ni mucho menos una respuesta, con la actitud altiva y desdeñosa que suelen sostener las mujeres que se saben bellas.  


Pequeña historia

Esta era la obra preferida de toda la colección artística del barón Thyssen, formada por miles de ellas, que continuó la iniciada por su padre y estuvo depositada inicialmente en su palacio de Villa Favorita ubicado en Lugano, Suiza. Allí, sólo podía exponer una pequeña cantidad de obras de su fabulosa colección, la más importante en su tiempo de un coleccionista privado y que anhelaban poseer los museos más importantes del mundo.

Gracias a la actitud decisiva de la española Carmen Cervera, con quien casó el barón (ya dice el refrán popular: más tiran tetas que carretas) la colección terminó recalando afortunadamente en el palacio de Villahermosa de Madrid, en las cercanías del Museo del Prado, como propiedad definitiva del Estado español tras un pago millonario muy inferior a su valor real, manteniendo la unidad de la colección, como el barón deseaba. Desde su inauguración, miles y miles de personas lo visitamos cada año.


El museo y su entorno

El museo Thyssen Bornemisza constituye, unido a los próximos del Prado y Reina Sofía, el triángulo de museos más importante del mundo, al menos en lo que a pintura se refiere y son la punta de lanza de la oferta cultural de la capital.

Con el Prado como cumbre máxima de la pintura en todo el mundo, el Thyssen Bornemisza constituye un complemento, no sólo de todos los maestros modernos del siglo XIX, con representación de la mayor parte de pintores impresionistas, sino con una muestra representativa de pintores del siglo XX, muchos de ellos desconocidos por estos lares. A ello habría que añadir los maestros antiguos: italianos, flamencos y muchos más que completan las obras presentes en el Prado.

El museo Reina Sofía contiene en su colección permanente los fondos del antiguo museo de Arte Contemporáneo, ubicado en la Ciudad Universitaria, y los fondos que se han ido incorporando desde entonces a su colección permanente.

Además de sus colecciones permanentes, sin duda lo más importante en cada uno de ellos y que muchos visitantes tienden a olvidar, los tres ofrecen cada año algunas muestras temporales y atractivas de arte, de las que se realizan grandes campañas de publicidad y que son muy aceptadas por el gran público.


La obra

Giovanna Tornabuoni es una chica joven, de piel blanca cerosa con un cierto rubor en la mejilla, que el artista presenta rigurosamente de perfil, mirando hacia la izquierda del espectador.

El rostro destaca por encima de todo: sin papada, labios finos, nariz recta, estrecha y descarnada, bien modelada, ojo sereno con cejas suaves y frente ligera. Su pelo rubio se recoge en un moño atrás y cae suelto en bucles sobre su rostro y oreja. Detrás del moño aparecen unas sartas de corales.

El cuello largo viene rodeado por un cordón negro del que cuelga una joya sobre el pecho. La riqueza del vestido: cuello alto y brocado dorado en el pecho y hombros, con dibujos de aves negras y flores blancas sobre un fondo rojizo, nos muestra la elevada categoría social de la dama, que muestra sus manos unidas. 


El cartel

Un cartel en latín, blanco sobre fondo negro, es el único detalle que me desagrada del cuadro, por su ubicación en la nuca de la joven, donde el pintor presenta a su modelo y dice así:

ARS UTINAM MORES ANIMUMQUE EFFINGERE POSSES PULCHRIOR IN TERRIS NULLA TABELLA FORET

MCCCCLXXXVIII

Su traducción es la siguiente:

¿Podría el arte retratar su carácter y virtud? Ninguna pintura en el mundo podría ser más hermosa. 1488.


Poesía a Giovanna

Viene a mi memoria un poemita de Rubén Darío que pareciera compuesto, varios siglos después, expresamente para Giovanna:

“Esta niña dulce y grave
tiene un largo cuello de ave
cuello lánguido y sutil
cuyo gálibo suave
finge proa de una nave
de una nave de marfil”

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