La imagen como vehículo de Misterios Religiosos, por José Luis Cerdán


La imagen como vehículo de Misterios Religiosos, Mitos, Leyendas...


Cuando una persona visite el Museo del Prado y se pare ante esta tabla de Fray Angélico (S. XIII),


Si no ha recibido unas nociones básicas de iconografía cristiana, verá lo siguiente: una mujer, un hombre con alas, ambos coronados, un rayo que empieza en una mano y contiene una paloma y a la izquierda en segundo plano: otro hombre con alas y una pareja malamente vestida que abandonan un frondoso lugar. Observará que esta misma representación aparece en innumerables sitios recomendados por las diferentes guías turísticas existentes.

Si a lo largo de su vida de formación académica le hubieran dado unas mínimas nociones de iconografía cristiana, percibiría que el Arcángel San Gabriel anuncia a María la encarnación de Jesucristo a través del Espíritu Santo, enviado por Dios Padre para redimirnos del pecado original cometido por Adán y Eva y que por ello fueron expulsados del Paraíso Terrenal. En resumidas cuentas, su cultura haría agua, fuera o no creyente cristiano por no haber recibido las nociones citadas.

El poso cultural de este misterio tiene antecedentes en otras religiones, como nos relata Pepe Rodríguez:

Los relatos sobre anunciaciones a las madres de grandes personajes aparecen en todas las culturas antiguas del mundo. Así, por ejemplo, en China, son prototípicas las leyendas acerca de la anunciación a la madre del emperador Chin-Nung o a la de Siuen-Wuti; a la de Sotoktaïs en Japón; a la de Stanta (encarnación del dios Lug) en Irlanda; a la del dios Quetzalcoatl en México; a la del dios Vishnú (encarnado) en el hijo de Nabhi) en India; a la de Apolonio de Tiana (encarnación del dios Proteo) en Grecia; a la de Zoroastro o Zaratustra, reformador religioso del mazdeísmo, en Persia; a la de las madres de los faraones egipcios (así, por ejemplo, en el templo de Luxor aún puede verse al mensajero de los dioses Thot anunciando a la reina Maud su futura maternidad por la gracia del dios supremo Anión)... y la lista podría ser interminable

Este tipo de leyendas paganas también se incorporaron a la Biblia, en relatos como los ya citados del nacimiento de Sansón, Samuel o Juan el Bautista y culminaron con su adaptación, bastante tardía, a la narración del nacimiento de Jesús. Por regla general, desde muy antiguo, cuando el personaje anunciado era de primer orden, la madre siempre era fecundada directamente por Dios mediante algún procedimiento milagroso, conformando con toda claridad el mito de la concepción virginal, especialmente asociado a la concepción de los dios-Sol, una categoría a la que, como mostraremos más adelante, pertenece la figura de Jesús-Cristo.

Sirva como ejemplo algo más detallado el caso de los jeroglíficos tebanos, que relatan la concepción del faraón Amenofis III (c. 1402-1364 a.C.) de la siguiente manera: el dios Thot, como mensajero de los dioses (en un rol equivalente al que realizaba Mercurio entre los griegos o el arcángel Gabriel en los Evangelios), anuncia a la reina virgen Mutemuia —esposa del faraón Tutmés IV— que dará a luz un hijo que será el futuro faraón Amenofis III; luego, el dios Knef (una representación del dios Amón actuando como fuerza creadora o Espíritu de Dios, equivalente al Espíritu Santo cristiano) y la diosa Hator (representación de la naturaleza y figura que presidía los procesos de magia) cogen ambos a la reina de las manos y depositan dentro de su boca el signo de la vida, una cruz, que animará al futuro niño; finalmente, el dios Nouf (otra representación del dios-carnero Amón, el Señor de los Cielos, en su papel de ángel que penetra en la carne de la virgen), adoptando el rostro de Tutmés IV fecundará a Mutemuia y, aún bajo el aspecto de Nouf, modelará al futuro faraón y su ka (cuerpo astral o puente de comunicación entre el alma y el cuerpo físico) en su torno de alfarero.

El problema de nuestro visitante se agravaría si visitara la Gallería Regionale de Sicilia en Palermo y se parara ante la Anunciación de Antonello de Mesina (Siglo XVI).



El pintor rompe con la tradicional iconografía de casi trescientos años de antigüedad y hace abstracción del Arcángel y del Espíritu Santo. Las únicas referencias del Misterio son las manos y la expresión de sumisión de la cara de María. ¿Es el espectador el Arcángel San Gabriel?. 

Solo para ver este cuadro merece la pena ir a Palermo (Museo Regional de Sicilia).

1 comentario:

  1. Perdón, Fray Angélico vivió en el Siglo XV o "Cuatrocento" y pintó cuarenta años antes que Antonello de Mesina también del "Cuatrocento".

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