La imagen como vehículo de Misterios Religiosos, Mitos, Leyendas...
Cuando una persona visite el Museo del Prado y se pare ante
esta tabla de Fray Angélico (S. XIII),
Si no ha recibido unas nociones básicas de iconografía
cristiana, verá lo siguiente: una mujer, un hombre con alas, ambos coronados,
un rayo que empieza en una mano y contiene una paloma y a la izquierda en
segundo plano: otro hombre con alas y una pareja malamente vestida que
abandonan un frondoso lugar. Observará que esta misma representación aparece en
innumerables sitios recomendados por las diferentes guías turísticas
existentes.
Si a lo largo de su vida de formación académica le hubieran
dado unas mínimas nociones de iconografía cristiana, percibiría que el Arcángel
San Gabriel anuncia a María la encarnación de Jesucristo a través del Espíritu
Santo, enviado por Dios Padre para redimirnos del pecado original cometido por
Adán y Eva y que por ello fueron expulsados del Paraíso Terrenal. En resumidas
cuentas, su cultura haría agua, fuera o no creyente cristiano por no haber
recibido las nociones citadas.
El poso cultural de este misterio tiene antecedentes en
otras religiones, como nos relata Pepe Rodríguez:
Los relatos sobre anunciaciones a las madres de
grandes personajes aparecen en todas las culturas antiguas del mundo. Así, por
ejemplo, en China, son prototípicas las leyendas acerca de la anunciación a la madre
del emperador Chin-Nung o a la de Siuen-Wuti; a la de Sotoktaïs en Japón; a la
de Stanta (encarnación del dios Lug) en Irlanda; a la del dios Quetzalcoatl en
México; a la del dios Vishnú (encarnado) en el hijo de Nabhi) en India; a la de
Apolonio de Tiana (encarnación del dios Proteo) en Grecia; a la de Zoroastro o
Zaratustra, reformador religioso del mazdeísmo, en Persia; a la de las madres
de los faraones egipcios (así, por ejemplo, en el templo de Luxor aún puede
verse al mensajero de los dioses Thot anunciando a la reina Maud su futura
maternidad por la gracia del dios supremo Anión)... y la lista podría ser interminable
Este tipo de leyendas paganas también se incorporaron
a la Biblia, en relatos como los ya
citados del nacimiento de Sansón, Samuel o Juan el Bautista y culminaron con su
adaptación, bastante tardía, a la narración del nacimiento de Jesús. Por regla
general, desde muy antiguo, cuando el personaje anunciado era de primer orden, la madre siempre era fecundada
directamente por Dios mediante algún procedimiento milagroso, conformando con
toda claridad el mito de la concepción virginal, especialmente asociado a la concepción
de los dios-Sol, una categoría a la que, como mostraremos más adelante,
pertenece la figura de Jesús-Cristo.
Sirva como ejemplo algo más detallado el caso de los
jeroglíficos tebanos, que relatan la concepción del faraón Amenofis III (c.
1402-1364 a.C.) de la siguiente manera: el dios Thot, como mensajero de los dioses
(en un rol equivalente al que realizaba Mercurio entre los griegos o el
arcángel Gabriel en los Evangelios), anuncia a la reina virgen Mutemuia —esposa del faraón Tutmés IV— que dará a
luz un hijo que será el futuro faraón Amenofis III; luego, el dios Knef (una
representación del dios Amón actuando como fuerza creadora o Espíritu de Dios,
equivalente al Espíritu Santo cristiano) y la diosa Hator (representación de la
naturaleza y figura que presidía los procesos de magia) cogen ambos a la reina de las manos y depositan dentro
de su boca el signo de la vida, una cruz, que animará al futuro niño;
finalmente, el dios Nouf (otra representación del dios-carnero Amón, el Señor
de los Cielos, en su papel de ángel que penetra en la carne de la virgen),
adoptando el rostro de Tutmés IV fecundará a Mutemuia y, aún bajo el aspecto de
Nouf, modelará al futuro faraón y su ka (cuerpo astral o puente de comunicación entre el alma y el cuerpo físico)
en su torno de alfarero.
El problema de nuestro visitante se
agravaría si visitara la Gallería Regionale de Sicilia en Palermo y se parara
ante la Anunciación de Antonello de Mesina (Siglo XVI).
El pintor rompe con la tradicional iconografía
de casi trescientos años de antigüedad y hace abstracción del Arcángel y del
Espíritu Santo. Las únicas referencias del Misterio son las manos y la
expresión de sumisión de la cara de María. ¿Es el espectador el Arcángel San
Gabriel?.
Solo para ver este cuadro merece la pena ir
a Palermo (Museo Regional de Sicilia).
Perdón, Fray Angélico vivió en el Siglo XV o "Cuatrocento" y pintó cuarenta años antes que Antonello de Mesina también del "Cuatrocento".
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